Mario Flores Urban, quien de estar preso y condenado a muerte en Estado Unidos, se convirtió en abogado defensor de migrantes y en pintor; muy pocos conocen la historia  de este mexicano, que vivió la terrible desgracia  de estar preso durante 20 años en una cárcel de máxima seguridad, en Chicago Illinois, y solo un milagro lo salvó del corredor de la muerte

El prometedor adolescente de 18 años, fue declarado culpable y sentenciado a muerte. Los siguientes veinte años los pasó en la minúscula celda asignada a un condenado a la pena capital, ahí, encerrado, esperando cada día que le fijaran la fecha fatídica, encontró… ¡la libertad!.

Lo acusaron de asesinar  a un jefe pandillero rival, y sus dos mejores amigos de la infancia se pusieron de acuerdo para colgarle “el milagrito” Testificaron unánimemente en su contra y lograron su objetivo

Mario Flores, se reunió con jóvenes universitarios de Coatzacoalcos  en el Congreso de Innovación Empresarial Emprendur-Istmo, compartiendo conocimientos y experiencias, en el Teatro de la Ciudad, con otros exponentes de la talla de Memo Rentería, Margarita Zavala, Pepe Gómez, Luis Portals, Agustín Zaldivar, y Pepe Bahena.

Relató Flores, que fue detenido y sentenciado a muerte y esperó encerrado 20 años la inyección letal, que en tres ocasiones fueron fechadas. Hoy está fuera de la cárcel, vive en México y es abogado para los inmigrantes en Estados Unidos y conferenciante.

Fue  emotivo, claro y directo; reveló que nunca se hizo un tatuaje dentro de la cárcel, donde convivió con presos de más de 10 nacionalidades. 23 horas recluido en su diminuta celda y una hora en el patio de la cárcel, ese era su día a día.

Aprovechando el tiempo decidió entonces ser su propio abogado y se recibió como tal por correspondencia en la Universidad de Austin, Texas. Incluso, liberó a 13 presos de su cárcel siendo ya abogado, donde le prohibieron litigar, porque ya le estaba saliendo caro al estado y hasta lo amenazaron de muerte, sobre la sentencia de muerte que ya tenía.

En su celda descubrió su habilidad como pintor, porque otro condenado a muerte le regaló sus pinceles y acuarelas cuando se fue, pintó paisajes aztecas inspirado en la vida y obra del pintor español Pablo Picasso y sus cuadros logra colocarlos en más de 20 exposiciones en España y fueron sus cuadros los que le salvaron la vida tres semanas antes que lo ejecutaran.

En fin, se trató de una historia de superación, de valores familiares, de carácter y, sobre todo, de lucha contra la injusticia que lo llevó a estar 20 años privado y aislado de su libertad. Mario disfruto del cariño que le brindaron los estudiantes de la Universidad Istmo Americana (UIA) campus Coatzacoalcos, a los que emocionó a punto del llanto.

Se recordará que sólo dos mexicanos, Ricardo Aldape Guerra (Texas, 1997) y Mario Flores (Illinois, 2003) han logrado eliminar sus condenas y recuperar la libertad. De los ocho mexicanos que han recibido la pena de muerte, siete han sido ejecutados en Texas y sólo uno en Virginia.

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