El nuevo Accionar Nacional[i]

 

El pasado domingo 18 de mayo se llevó a cabo la elección para Presidente del Comité Ejecutivo Nacional  (CEN) del PAN, resultó triunfador Gustavo Madero con el 57 % de los votos totales, lo que representa  más de 93 mil sufragios. En el camino quedó, una vez más, Ernesto Cordero con el 43 %, algo así como casi 70 mil votos. Según datos de la Comisión Organizadora Nacional de Elecciones del CEN panista. En total votaron 162 mil 792 ciudadanos de aquella filiación político partidista.

 

¿Qué implicaciones tienen estos números en el contexto político nacional?, ¿en la propia conformación de los grupos panistas y en los siguientes procesos?, pero particularmente ¿el panismo salió fortalecido de tal ejercicio o no?

 

En una entrega anterior (ver Reacomodo en este mismo espacio con fecha 25 de enero) habíamos ya vaticinado esta posibilidad y se argumentó que sin duda era el escenario más conveniente a los panistas, pues tenían ya un nombre que crucificar en caso de que las cosas en 2015 no les salieran como esperaban y; además es el escenario indicado para el Gobierno Federal pues se sienten “cómodos” cabildeando con Madero. Ambos argumentos se sostienen, aunque de aquella fecha al día de hoy algunos aspectos han evolucionado.

 

Analicemos un poco los números que cada uno de los contendientes obtuvo recientemente. Si bien Madero ganó la elección, no debería sentirse tan contento pues la fuerza de sus operadores políticos alcanzó solamente para abrir una brecha de 14 puntos porcentuales, es decir un poco más de 23 mil votos. Tomando en cuenta que Madero mostró músculo en los estados de Baja California, Jalisco, Estado de México, Nuevo León, Puebla, Sonora y Veracruz (tres de estas entidades con gobernadores afines) existen 25 entidades más donde las cosas no resultaron de acuerdo a su plan original. Su discurso se basó todo el tiempo en aceptar el tema de los moches legislativos y acabar con ellos, justificar su participación en los grandes acuerdos políticos del país y criticar las reformas estructurales que su partido ha objetado. Nunca se basó en buscar su propio perfil como verdadera oposición. Por su lado, Cordero denunció desde el inicio una guerra sucia en su contra evidenciada con grabaciones de conversaciones telefónicas, tropelías, coacción de la vuluntad y operación de mapaches, se asumió como el candidato verdaderamente opositor al Gobierno, atacó vía debates y trató de unificar a las corrientes antimaderistas a lo largo y ancho del país. La región del Bajío (bastión tradicionalmente panista) la ganó de manera contundente. Su esfuerzo le alcanzó para construir una estructura que arrojó una votación que pone nervioso a cualquier otro panista. Lo tienen que buscar para alcanzar la legitimidad política panista.

 

Dato muy importante, una vez anunciados los resultados oficiales por la Comisión encargada, Madero celebró –como era de esperarse–. Cordero aceptó que los resultados no le favorecían y anunció no iniciar acciones legales para tratar de revertir los resultados, cosa que no se esperaba   –al menos tan pronto y tan sobrio–.  Este último hecho tiene una interpretación muy especial pues, una vez que el grupo corderista acepta su derrota, cambia inmediatamente su discurso y lo transforma en uno bien plantado en términos de “nos necesitan para generar los grandes acuerdos” y vaya que es cierto. Se asumen ya como fiel de balanza azul. Sin ellos no hay acuerdo.

 

 

 

Madero lo sabe, Enrique Peña Nieto lo sabe y los gobernadores panistas lo saben. Ernesto Cordero ha creado una propia corriente y debe ser tomada en cuenta al momento de decidir, negociar, proponer, aprobar, debatir y operar. Madero ratificó a sus coordinadores parlamentarios en el Congreso de la Unión, aspecto que cierra la chance de que el propio Cordero sea el líder de la bancada azul en el Senado, al menos por ahora. Esto implica que le van a ofrecer posiciones en el CEN, en los comités estatales donde tiene más fuerza, en los comités municipales, en las candidaturas a diputados federales y locales. Lo dudo para las gubernaturas, pero ya veremos. La unidad sin duda beneficia a cualquier fuerza política.

 

La gran pregunta ahora es, ¿qué postura van a tomar Madero y el panismo respecto a la aprobación de las leyes secundarias en materia de energía y telecomunicaciones? La respuesta lógica y consistente sería avalar sus primeras votaciones constitucionales en ambas materias, a favor de las reformas pues. Sin embargo, de hacer esto, se les derrumbaría la posibilidad de asumirse como oposición para el proceso de 2015 y su discurso carecería de agresividad en ese sentido. ¿Estarán dispuestos a asumir ese costo de oportunidad? A mi juicio es muy alto.

 

Finalmente, me parece que la figura de Josefina Vázquez Mota, quien en los últimos días se sumó a la campaña de Madero, resurgirá con fuerza como diputada por la vía plurinominal y futura coordinadora del grupo parlamentario del PAN en la Cámara baja para 2015. ¿Lo permitirán los corderistas?

 

Se puede decir que los panistas pasaron cerca de la línea de la fractura. No me parece que todo sea miel sobre hojuelas, pero tampoco se percibe un sabor ácido. Dependiendo de las negociaciones que cada tribu azul logre será que vayan o no en bloque a una nueva batalla.

 

Sugerencias y comentarios

robsaca@hotmail.com

@_carlosrobles

 

 

 

[i] Autor Carlos Robles Saldaña. El autor cuenta con estudios de Licenciatura en Economía por la Universidad de las Américas en Puebla así como de Maestría en Administración por el ITESM. Se ha desempeñado en el sector internacional, privado y público.

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